En el idioma griego, el término anciano (presbítero) simplemente significa un hombre viejo. Un anciano del primer siglo, por lo tanto, era un cristiano maduro. Un hombre mayor. Alguien que tenía experiencia y sabiduría.
Los ancianos también eran llamados «sobreveedores». Ese término describía su función de supervisar los asuntos de la iglesia. La tarea de los ancianos fue descrita a través de la metáfora del «pastor». Eso, porque ellos eran los que tenían cuidado de la gente. Del mismo modo en que los pastores (literalmente hablando) cuidan de sus ovejas, los ancianos cuidan de otros cristianos.
En tanto que todos los ancianos estaban «capacitados para enseñar a otros» y todos tenían el don del pastoreo, no todos los que pastoreaban y enseñaban eran ancianos (Tito 2:3-4; 2 Timoteo 2:2, 24; Hebreos 5:12).
La enseñanza podía provenir de cualquier cristiano que tuviera una palabra de instrucción para la iglesia (1 Corintios 14:24-26).
Los ancianos, entonces, eran sobreveedores y pastores. El término anciano hace referencia a su carácter. El término sobreveedor tiene que ver con su función. Y el término pastor se refiere a sus dones. La responsabilidad principal de ellos era instruir y supervisar a la iglesia durante los tiempos en que había crisis personales.
Nunca fue el pensamiento de nuestro Señor hacer que el liderazgo de la iglesia funcionara según los mismos principios con que se mueven los ejecutivos de una corporación de negocios o los aristócratas de un sistema imperial de castas.
Por esa razón, los autores neotestamentarios nunca eligieron utilizar metáforas con implicaciones jerárquicas o imperiales para describir el liderazgo espiritual.
Los ancianos de la iglesia primitiva no funcionaban como una oligarquía (el dominio absoluto de unos pocos), ni como una dictadura (gobierno monárquico de una persona).
Vuelvo a decir, simplemente eran hombres mayores a los que la iglesia acudía, de un modo natural y orgánico, en tiempos de crisis.
De igual modo,la iglesia primitiva no actuaba como nuestra democracia contemporánea.
Muchos piensan, erróneamente, que nuestro sistema democrático se arraiga en una teología bíblica. Pero no existe en el Nuevo Testamento en el que las decisiones de la iglesia fueran tomada a través de levantar las manos. Lo admito, todos los cristianos son iguales en cuanto a la vida espiritual, pero cada uno tiene dones diferentes (Romanos 12:3- 8). La iglesia no es una democracia pura.
¿Y cuál era el patrón para la toma de decisiones en la iglesia primi- tiva? Simplemente el consenso. «Entonces los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia...» y «Así que de común acuerdo hemos decidido...» (Hechos 15:22, 25 ejemplifican el Modelo divino para la toma de decisiones corporativas. En otras palabras, la toma de decisiones de la iglesia primitiva no estaba en manos de los ancianos. Estaba en manos de todos los hermanos y hermanas.
Dado que la iglesia es un cuerpo, todos los miembros deberían estar de acuerdo antes de avanzar obedeciendo a la Cabeza (Romanos 12:4-5; 1 Corintios 12:12-27; Efesios 4:11-16). De hecho, la falta de unidad y cooperación entre los miembros revela su fracaso en asirse a
la Cabeza (Cristo).
Jesús es la Cabeza de un cuerpo unificado. Por esa razón, las epístolas de Pablo a las iglesias están saturadas de exhortacionces a ser de una sola mente (Romanos 15:5-6; 1 Corintios 1:10; 2 Corintios 13:11; Efesios 4:3; Filipenses 2:2; 4:2).
Los ancianos de la iglesia primitiva llevaban sobre ellos la mayor parte de la supervisión espiritual y del cuidado pastoral de la asamblea (Hebreos 13:7, 17, 24).
Así que dentro del proceso de toma de decisiones de la iglesia primitiva, el rol de los ancianos era ayudar a la iglesia a llegar a un consenso sobre algún asunto.
En virtud de su madurez espiritual relativamente mayor, en ocasiones los ancianos lograban persuadir a la iglesia acerca de llegar a una comprensión unificada de la mente del Señor.
Los ancianos eran personas que demostraban cualidades que edificaban la solidaridad de la familia (1 Timoteo 3:4-5; Tito 1:6).
Queda más que claro que el presbiterio (ancianos) tienen un liderazgo funcional que vela por la vida espiritual de los miembros de la comunidad, están a servicio de cada miembro de la familia espiritual. Está por demás hacer notar que el presbíterio no es una posición es una función dentro del cuerpo. Se requiere de mucho carácter que implican los valores como la humildad, servicio, solidaridad, ejemplo, generosidad, pacificador, reconciliador.
Por Javier Varela y Frank Viola.
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