Me pareció interesante compartir un escrito de Frank Viola, sobre la historia detrás del casi dogma, " ir mejor vestido el domingo a la iglesia pues eso honra a Dios"
La costumbre de vestirse bien para la iglesia es un fenómeno relativamente reciente. Comenzó a fines del siglo XVIII, con la Revolución Industrial, y se generalizó a mediados del siglo XIX. Antes de esto, vestirse bien para eventos sociales sólo ocurría entre los muy ricos.
La razón era sencilla. ¡Sólo los aristócratas de la sociedad podían comprar buena ropa! La gente común sólo tenía dos juegos de ropa: ropa de trabajo para trabajar en el campo y ropa menos andrajosa para ir al pueblo.
Vestirse bien para ciertas ocasiones era solamente una opción para la nobleza más rica. En la Europa medieval y hasta el siglo XVIII, la vestimenta era un claro indicador de la clase social de una persona. En algunos lugares como Inglaterra, se le llegó a prohibir a los pobres vestir la ropa de la gente “mejor”.
Esto cambió con la invención de la fabricación textil en masa y el desarrollo de la sociedad urbana. La ropa buena pasó a ser más accesible para la gente común. Nació la clase media, y quienes pertenecían a ella pudieron emular a la envidiada aristocracia. Por primera vez, la clase media pudo distinguirse de los campesinos.
Para demostrar su nuevo estatus mejorado, ahora podían vestirse bien para los eventos sociales, igual que los ricos. Algunos grupos cristianos a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX resistieron esta tendencia cultural. Juan Wesley escribió en contra de vestir ropa cara o llamativa.
Los primeros metodistas resistieron la idea de vestirse bien para ir a la iglesia tanto que rechazaban a todo el que usara ropa cara en sus reuniones. Los primeros bautistas también fustigaron la ropa fina, y enseñaban que separaba a los ricos de los pobres.
Sin embargo, a pesar de estos reclamos, el cristianismo dominante comenzó a usar ropa fina cada vez que podía. La creciente clase media prosperó, creando casas más grandes, edificios de iglesia de mayor tamaño y ropa más elegante.
Con el creciente aculturamiento victoriano de la clase media, los edificios de iglesia más elegantes comenzaron a atraer personas más influyentes de la sociedad. Esto hizo que las congregaciones más comunes (metodistas, bautistas, etc.) trabajaran más duro para intentar mantenerse al corriente de las mejoras en sus propios edificios.
Todo esto hizo crisis cuando en 1843 Horace Bushnell, un influyente ministro congregacional de Connecticut, publicó un ensayo llamado Taste and Fashion (El gusto y la moda), donde sostenía que la sofisticación y el refinamiento eran atributos de Dios, y los cristianos debían emularlos. ¡Así nació la idea de vestirse bien para la iglesia para honrar a Dios!
Los miembros de la iglesia ahora adoraban en edificios decorados elaboradamente, luciendo su ropa formal para honrar a Dios. William Henry Foote, un presbiteriano de Carolina del Norte, siguiendo las huellas de Bushnell, escribió en 1846 que “un pueblo que va a la iglesia es un pueblo al que le gusta vestir bien”.
Esta declaración simplemente expresaba el ritual de vestimenta formal que colonial. Un folleto publicado anónimamente en Filadelfia en 1722 titulado The Miraculous Power of Clothes, and Dignity of the Taylors: Being an Essay on the Words, Clothes Make Men sugería lo siguiente: La condición social, la posición social y el poder se desplegaban, expresaban y sostenían a través de la vestimenta.
La conexión entre vestimenta y jerarquía en la sociedad colonial investía a la ropa de un poder simbólico. Esta mentalidad terminó por filtrarse en la iglesia cristiana. La enseñanza de Wesley sobre la vestimenta ha sido denominada “un evangelio de la sencillez”. Su mensaje principal era que el cristiano debía vestirse sencilla y prolijamente. Wesley habló sobre este tema tan frecuentemente que se le acredita la siguiente frase: “La limpieza se encuentra junto a la piedad”. Sin embargo, la tomó de un rabino.
Las denominaciones con mayor cantidad de miembros ricos (episcopales, unitarios, etc.) empezaron a vender bancos a las familias ricas para financiar elaborados programas de construcción de iglesias.
“Además del costo del banco, los asistentes tenían que usar ropa acorde con el esplendor del edificio, y el estilo de la congregación se convirtió en una barrera insuperable para muchos. Un siglo antes, un granjero común podía vestirse bien para la iglesia poniéndose una camisa de cuadros azul. En el ambiente refinado de las nuevas y hermosas iglesias, se requería más”.
Esta tendencia fue tan poderosa que, para la década de 1850, hasta los metodistas, resistentes al vestido formal, fueron absorbidos por ella. Y ellos también empezaron a vestirse con su mejor “ropa de domingo” para la iglesia.
Por consiguiente, como prácticamente toda otra práctica eclesiástica aceptada, vestirse bien para la iglesia es producto de la influencia de la cultura que rodea al cristiano. Hoy, querido cristiano, usted se emperifolla para ir a la iglesia el domingo a la mañana sin siquiera preguntarse por qué. Pero ahora sabe la historia detrás de esta costumbre sin sentido.
Es puramente resultado de los esfuerzos de la clase media del siglo XIX de ser como sus contemporáneos aristócratas ricos, haciendo alarde de su nivel de vida mejorado mediante su ropa. (Este esfuerzo fue apoyado también por las ideas victorianas de la respetabilidad.) Puesto de otra manera, usar su “ropa de domingo” es simplemente producto de la cultura secular. ¡No tiene nada que ver con la Biblia, Jesucristo o el Espíritu Santo!
Pero, ¿qué tiene de malo? Pero, ¿por qué tanta alharaca por vestirse bien para la iglesia? Estoy de acuerdo que dista de ser un tema candente. De hecho, me importa poco qué se pone una persona para ir a una reunión de iglesia. El tema candente es lo que representa esta práctica.
Primero, refleja la falsa división entre lo secular y lo sagrado. Pensar que a Dios le interesa un ápice si usted usa ropa elegante el domingo para “encontrase con Él” es una violación del Nuevo Pacto. Tenemos acceso a la presencia de Dios en todo momento y en cualquier circunstancia. ¿Realmente espera Él que su pueblo se vista como para un desfile de belleza el domingo a la mañana?
Segundo, la ropa atractiva y llamativa el domingo a la mañana da un mensaje falso: que la iglesia es el lugar donde los cristianos ocultan quiénes son verdaderamente y “lo visten” para que parezca lindo y bonito. Piénselo. Ponerse la “ropa de domingo” para la iglesia no dista mucho de ser un manejo de imagen. Aporta a la casa de Dios todos los elementos de un espectáculo en vivo: trajes, maquillaje, decorado, iluminación, ujieres, música especial, maestro de ceremonias, la función y el programa.
Vestirse bien para la iglesia viola la realidad de que la iglesia está formada por personas reales con problemas complejos. ¡Personas reales que tal vez tuvieron una gran discusión con sus cónyuges justo antes de ingresar al estacionamiento y muestran una gran sonrisa para taparla!
“Vestirnos de domingo” oculta un problema subyacente básico. Fomenta la ilusión exagerada de que somos de alguna forma “buenos” porque nos vestimos bien para Dios. Es un acto de simulación deshumanizador y constituye un testimonio falso ante el mundo.
“Los primeros metodistas sabían que la ropa elegante era el enemigo, y ahora el enemigo estaba ganando”. Schmidt escribe: “La gente se preocupaba el día de reposo... por ponerse la mejor ropa. La ropa de domingo ya era proverbial. Hasta los pietistas y evangélicos, que insistían en la ropa común, se aseguraban de que su cuerpo estuviera vestido solemnemente y decentemente.
Dios mira el corazón; a Él no le impresiona el atuendo que llevemos (1 Samuel 16:7; Lucas 11:39; 1 Pedro 3:3–5). Nuestra adoración es en el espíritu, no en las formas físicas exteriores (Juan 4.20–24). Reconózcalo. Como humanos caídos, rara vez estamos dispuestos a aparecer como realmente somos.
Casi siempre nos apoyamos en nuestro comportamiento o nuestra vestimenta para dar a la gente cierta impresión de lo que queremos que ellos crean que somos. Todo esto difiere marcadamente de la simplicidad que distinguía a la iglesia primitiva.
Tercero, “vestirse bien” para la iglesia se da de bruces con la simplicidad primitiva que era el sello distintivo de la iglesia primitiva. Los cristianos del primer siglo no se “vestían bien” para asistir a las reuniones de iglesia. Se reunían en la simplicidad de las salas de estar. No se vestían para exhibir su clase social. De hecho, los primeros cristianos hacían esfuerzos concretos para demostrar su desprecio absoluto por las distinciones de clase social.
En la iglesia, todas las distinciones sociales se borran. Los primeros cristianos sabían bien que eran una nueva especie en este planeta. Por esta razón, Santiago reprocha a los creyentes que trataban mejor a los santos ricos que a los santos pobres. ¡Reprocha osadamente a los ricos por vestirse de forma diferente que los pobres!
Y, sin embargo, muchos cristianos están bajo de la falsa ilusión de que es “irreverente” usar ropa informal para asistir al culto del domingo a la mañana. Esto no difiere de cómo los escribas y fariseos acusaban al Señor y sus discípulos de ser “irreverentes” por no seguir la tradición de los ancianos.
En resumen, decir que el Señor espera que su pueblo se vista con ropa fina cuando la iglesia se reúne es añadir a las Escrituras y hablar donde Dios no ha hablado. Esta clase de práctica es pura tradición humana.
Nota , mía : Creo que no esta mal querer vestir bien, no esta mal querer verse presentable, lo que si creo que hay que observar, es que lo terminamos sacramentando. Cuando realmente no debería ser esa la motivación. A Dios no le importa lo que tengas encima, el sigue viendo el corazón. Lo formal o informal que podamos parecer, tiene que ver con una mirada objetiva de la gente. En lo particular, deje de usar la armadura de otro, (simulando a David vistiendo la armadura de Saul) no me queda la armadura de otro. Si lo tuyo es la formalidad siempre. Esta bien , pero no hagas a las personas a tu imagen y semejanza. No es a ti quien se tienen que parecer, es el carácter de Cristo el que deben formar.