¿Lo invitarías a entrar?
Jesus es un ejemplo de sencillez, es un ejemplo de actitud de benevolencia al prójimo admirable. Es hermoso ver la disposición de Jesús de entrar en las casas y generar cambios profundos en sus habitantes. Es bueno pensar que Jesús entra a casas y las trasforma en hogares. El Nuevo Testamento deja el registro de 12 casas entre otras que Jesús visitó. De cada casa podemos aprender algo de lo que el Señor quiere hacer en nuestras vidas y en los miembros de nuestra Famila. Vemos a Jesús enseñando valores fundamentales de nuestra Fé en las casas.
Jesus es un ejemplo de sencillez, es un ejemplo de actitud de benevolencia al prójimo admirable. Es hermoso ver la disposición de Jesús de entrar en las casas y generar cambios profundos en sus habitantes. Es bueno pensar que Jesús entra a casas y las trasforma en hogares. El Nuevo Testamento deja el registro de 12 casas entre otras que Jesús visitó. De cada casa podemos aprender algo de lo que el Señor quiere hacer en nuestras vidas y en los miembros de nuestra Famila. Vemos a Jesús enseñando valores fundamentales de nuestra Fé en las casas.
1 – La casa de Caná de Galilea (Juan 2:1-12) El Gozo.
La familia de Jesús fue invitada a una fiesta de bodas, junto con Sus discípulos. Sin embargo, durante la fiesta, el vino se acabó, es decir, la fiesta también se terminaría.
Jesús realizó su primer milagro al determinar que las aguas se transformaran en el mejor vino. El vino representa entre otras cosas el gozo.
“Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó Su gloria, y Sus discípulos creyeron en Él.” (Juan 2:11)
¿En tu casa está faltando gozo? Tienes que saber que Jesús quiere transformar todo el dolor y sufrimiento en gozo. Si Jesús trasformó el agua en vino, el puedo trasformar el dolor en gozo.
Al salir de la sinagoga, Jesús visitó la casa de Pedro, donde encontró enferma a la suegra del discípulo. Inmediatamente, Jesús reprendió la enfermedad y ministró la cura. La mujer fue sanada y comenzó a servir al Señor Jesús.
“E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.” (Lucas 4:39)
Hay cosas que te impiden servir a Jesús, en el caso de la suegra de Pedro fue la enfermedad. Jesús tiene el poder de reprender cualquier impedimento para que lo sirvas sin obstáculos. Que obstáculos pueden haber en tu casa que te impidan servir a Jesús, deja al Señor entrar y que lo reprenda.
Al llegar a la casa donde se hospedaba en Capernaúm , una multitud se acercó a Jesús en búsqueda
de varios milagros. Pero un hombre paralítico capto su atención al haber sido introducido a la casa por el tejado por sus amigos.
Admirado por esa fe. Jesús perdonó sus pecados y restauró su salud. Me gusta pensar en estos amigos, por qué los verdaderos amigos se las ingenian con tal de llevarte a Jesús. Ellos rompieron los techos y cruzaron por encima de la multitud con el firme propósito de llevar a su amigo paralitico frente a Jesús.
“Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” (Lucas 5:24)
Que se rompa el techo que se tenga que romper, si no caben por la puerta que entren por el techo, pero la gente debe conocer a nuestro huésped de honor. Deben conocer al Jesús que Mora en nuestra
casa. Jesús premio la fe de estos muchachos, el premiará la tuya, no dejes de creer.
La familia de Jesús fue invitada a una fiesta de bodas, junto con Sus discípulos. Sin embargo, durante la fiesta, el vino se acabó, es decir, la fiesta también se terminaría.
Jesús realizó su primer milagro al determinar que las aguas se transformaran en el mejor vino. El vino representa entre otras cosas el gozo.
“Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó Su gloria, y Sus discípulos creyeron en Él.” (Juan 2:11)
¿En tu casa está faltando gozo? Tienes que saber que Jesús quiere transformar todo el dolor y sufrimiento en gozo. Si Jesús trasformó el agua en vino, el puedo trasformar el dolor en gozo.
2 – La casa de Pedro (Lucas 4:38-39) La Cura.
Al salir de la sinagoga, Jesús visitó la casa de Pedro, donde encontró enferma a la suegra del discípulo. Inmediatamente, Jesús reprendió la enfermedad y ministró la cura. La mujer fue sanada y comenzó a servir al Señor Jesús.
“E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.” (Lucas 4:39)
Hay cosas que te impiden servir a Jesús, en el caso de la suegra de Pedro fue la enfermedad. Jesús tiene el poder de reprender cualquier impedimento para que lo sirvas sin obstáculos. Que obstáculos pueden haber en tu casa que te impidan servir a Jesús, deja al Señor entrar y que lo reprenda.
3 – La casa en Capernaúm (Marcos 2.1-12) El Premio.
Al llegar a la casa donde se hospedaba en Capernaúm , una multitud se acercó a Jesús en búsqueda
de varios milagros. Pero un hombre paralítico capto su atención al haber sido introducido a la casa por el tejado por sus amigos.
Admirado por esa fe. Jesús perdonó sus pecados y restauró su salud. Me gusta pensar en estos amigos, por qué los verdaderos amigos se las ingenian con tal de llevarte a Jesús. Ellos rompieron los techos y cruzaron por encima de la multitud con el firme propósito de llevar a su amigo paralitico frente a Jesús.
“Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” (Lucas 5:24)
Que se rompa el techo que se tenga que romper, si no caben por la puerta que entren por el techo, pero la gente debe conocer a nuestro huésped de honor. Deben conocer al Jesús que Mora en nuestra
casa. Jesús premio la fe de estos muchachos, el premiará la tuya, no dejes de creer.
4 – La casa de Mateo (Lucas 5:29-32) La inclusión.
Jesús fue invitado a comer a la casa de Leví, un publicano cobrador de impuestos.
Pero los fariseos enseguida comenzaron a discriminar a Leví por su pasado y le cuestionaron a Jesús y a sus discípulos por comer con él. Sin embargo, el Señor les advirtió diciendo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:32)
Jesús llevó el arrepentimiento y el perdón a aquella casa, Jesús demuestra que su amor es incluyente no excluyente. El vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento.
Jesús fue invitado a comer a la casa de Leví, un publicano cobrador de impuestos.
Pero los fariseos enseguida comenzaron a discriminar a Leví por su pasado y le cuestionaron a Jesús y a sus discípulos por comer con él. Sin embargo, el Señor les advirtió diciendo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:32)
Jesús llevó el arrepentimiento y el perdón a aquella casa, Jesús demuestra que su amor es incluyente no excluyente. El vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento.
5 – La casa de Simón (Lucas 7:36-46) El perdón.
En Israel, había una costumbre de que cada vez que alguien llegara a alguna casa, el anfitrión ofrecía agua para lavar los pies y las manos del visitante. Cuando Jesús llegó a la casa de Simón, él no le ofreció tal hospitalidad, pero he aquí que hubo una sorpresa para todos, cuando una mujer entró, lavó los pies del Señor Jesús con sus lágrimas, los secó con su propio cabello y los ungió con ungüento.
Jesús vio el amor de aquella mujer y le dijo delante de todos: “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.” (Lucas 7:47)
Jesús está dispuesto a perdonar al corazón arrepentido, Jesús levanta la moral de esta mujer comparándola con el Fariseo. Jesús honra a los que le honran.
En Israel, había una costumbre de que cada vez que alguien llegara a alguna casa, el anfitrión ofrecía agua para lavar los pies y las manos del visitante. Cuando Jesús llegó a la casa de Simón, él no le ofreció tal hospitalidad, pero he aquí que hubo una sorpresa para todos, cuando una mujer entró, lavó los pies del Señor Jesús con sus lágrimas, los secó con su propio cabello y los ungió con ungüento.
Jesús vio el amor de aquella mujer y le dijo delante de todos: “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.” (Lucas 7:47)
Jesús está dispuesto a perdonar al corazón arrepentido, Jesús levanta la moral de esta mujer comparándola con el Fariseo. Jesús honra a los que le honran.
6 – La casa de Jairo (Lucas 8:41-56) La vida.
Jairo estaba desesperado por la enfermedad de su hija e invitó a Jesús a que fuera hasta a su casa, pero, lo peor sucedió en el camino: su hija murió. Sin embargo, Jesús viendo la fe de aquel hombre, fue hasta su casa y realizó el milagro: “Mas Él, tomándola de la mano, clamó diciendo: “Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y Él mandó que se le diese de comer.” (Lucas 9:54-55)
Jesús puede resucitar lo que para ti ya está muerto. Solo invítalo a pasar a a tu casa. Este milagro es tan precioso por qué trae vida a una casa que ya había sido visitada por la muerte
Jairo estaba desesperado por la enfermedad de su hija e invitó a Jesús a que fuera hasta a su casa, pero, lo peor sucedió en el camino: su hija murió. Sin embargo, Jesús viendo la fe de aquel hombre, fue hasta su casa y realizó el milagro: “Mas Él, tomándola de la mano, clamó diciendo: “Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y Él mandó que se le diese de comer.” (Lucas 9:54-55)
Jesús puede resucitar lo que para ti ya está muerto. Solo invítalo a pasar a a tu casa. Este milagro es tan precioso por qué trae vida a una casa que ya había sido visitada por la muerte
7 – La casa de Marta y de María (Lucas 10:38-42) La prioridad.
En una de las casas que Jesús más frecuentó, Él nos dejó una gran lección al reprender a Marta, que se preocupaba demasiado por los quehaceres de la casa, mientras María se concentró en oír Su mensaje.
“Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.” (Lucas 10:42)
Deja las preocupaciones a un lado y disfruta de mi presencia en tu hogar. Esa es una lección clara que Jesús deja. Qué en nuestro hogar Jesús traiga la prioridad de su presencia. Que en nuestro hogar no exista un ambiente de preocupación más bien un ambiente de gozo por la presencia de Jesús en ella.
De acuerdo con algunos estudiosos, esta casa pertenecía al evangelista Marcos, fue allí donde los discípulos fueron bien recibidos y pidieron que se separe el mejor espacio de la casa con el fin de preparar la Cena del Señor.
“…Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua…” (Lucas 22.)
Jesús nos enseña el valor de partir el pan y beber juntos. El verdadero valor de la comunión es compartir. Esta práctica de la Santa Seña que hasta el día de hoy la practicamos fue instituida en una casa. La Santa cena nos recuerda siempre el Sacrificio , La resurrección, y la promesa del regreso de Jesús.
En nuestra comunión de hermanos siempre tenemos que tener presente esas tres cosas. Jesús se sacrificó por nosotros, está presente en medio nuestro pues el resucitó, y un día nos llevará a su gloria eterna.
10 – La casa de Caifás (Mateo 26:57) El juicio.
Jesús fue llevado para ser juzgados, esta visita es muy triste.
Fue la única vez que Jesús fue llevado a una casa involuntariamente. En la casa de Caifás, el sumo sacerdote, Él fue juzgado, con el fin de condenarlo a la muerte.
“Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte…” (Mateo 26:59)
A menudo en nuestra propia casa levantamos la voz para juzgar a nuestros familiares y a personas que están a nuestro alrededor, sin darnos cuenta que Jesús también está allí con nosotros.
Aprendamos de esta casa, no juzguemos, amemos.
11- La casa de Emaús (Lucas 24:13-35) El aliento.
Después de Su resurrección, Jesús se les apareció a los discípulos que iban por el camino de Emaús, pero ellos no Lo reconocieron. Sin embargo, al ser invitado a entrar a la casa y a pasar la noche, Jesús partió el pan y les dio, en aquel momento, los ojos de aquellos dos discípulos se abrieron y pudieron ver que Jesús siempre estuvo entre ellos.
“Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.” (Lucas 24:34)
Jesús quiere abrir la visión espiritual de su familia para que todos vean que Él vive entre nosotros. Este nos tiene que dar aliento, animo para seguir, pues entendemos que Jesús está vivo.
12 – La casa donde los discípulos estaban reunidos. (Juan 20:19-23 y 26:29)
El Espíritu Santo.
Después de la muerte y de la resurrección de Jesús, los discípulos tenían miedo de los judíos. Pero el Señor se les apareció en la casa donde estaban reunidos y los calmó: “… sopló, y les dijo: Recibid elEspíritu Santo.” (Juan 20:22)
Tenían temor, estaban confundidos, pero Jesús les deja el Espíritu Santo para que realmente ya no se sientan así. Muchos de nosotros hemos hecho de nuestra casa un lugar para escondernos con temor a lo que pueda pasar, pero Jesús quiere entrar en tu casa y a travez de su espíritu disipar todo miedo toda duda, toda falta de fe. Disipar de una vez por todas el temor.
Jesús hace el énfasis en el cimiento y no en la fachada.
El que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!» (San Mateo 7:24-27 DHH)
Las palabras de Jesús son el mejor cimiento para construir tu hogar. Vivimos en un mundo donde la fachada, lo que se ve es más importante que cualquier cosa. Yo te invito a que en tu hogar pongas el cimiento inamovible, las palabras de Jesús. Que la presencia de Jesús sea la prioridad en tu hogar, ese es mi deseo para la vida tuya y de tu familia.
Hay muchas cosas que podríamos enumerarlas como fachada, y realmente todo aquello que no sea del cielo y tengan como fundamento la palabra de Dios, es fachada, es algo que con el tiempo no permanecerá.
Invita a Jesús a entrar a tu casa deja que el sea no sólo el cimiento sino el dueño de todo. Los resultados serán evidentes, créelo.
En una de las casas que Jesús más frecuentó, Él nos dejó una gran lección al reprender a Marta, que se preocupaba demasiado por los quehaceres de la casa, mientras María se concentró en oír Su mensaje.
“Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.” (Lucas 10:42)
Deja las preocupaciones a un lado y disfruta de mi presencia en tu hogar. Esa es una lección clara que Jesús deja. Qué en nuestro hogar Jesús traiga la prioridad de su presencia. Que en nuestro hogar no exista un ambiente de preocupación más bien un ambiente de gozo por la presencia de Jesús en ella.
8 – La casa de Zaqueo (Lucas 19:1-10) La salvación.
Jesús, al darse cuenta del esfuerzo de Zaqueo para verlo, se ofreció a visitar la casa de aquel publicano. Zaqueo se sintió privilegiado, reconoció sus pecados y decidió cambiar de vida, disculpándose con las personas que había defraudado.
Viendo su arrepentimiento, Jesús le dijo: “Hoy ha venido la Salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.” (Lucas 19:9)
El deseo de Zaqueo de ver a Jesús fue premiado por la visita de Jesús, me impresiona que Jesús premia ese deseo en transformación completa de un hombre, que al ser visitado por Jesús en su casa no sólo se arrepiente y alcanza salvación, sino que decide resarcir el daño que hizo en otras personas.
Que la salvación llegue a tu hogar tendrá el impacto en otras personas. Otras personaste que alguna vez dañaste recibirán RESTAURACION gracias a que tu corazón fue trasformado.
Jesús, al darse cuenta del esfuerzo de Zaqueo para verlo, se ofreció a visitar la casa de aquel publicano. Zaqueo se sintió privilegiado, reconoció sus pecados y decidió cambiar de vida, disculpándose con las personas que había defraudado.
Viendo su arrepentimiento, Jesús le dijo: “Hoy ha venido la Salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.” (Lucas 19:9)
El deseo de Zaqueo de ver a Jesús fue premiado por la visita de Jesús, me impresiona que Jesús premia ese deseo en transformación completa de un hombre, que al ser visitado por Jesús en su casa no sólo se arrepiente y alcanza salvación, sino que decide resarcir el daño que hizo en otras personas.
Que la salvación llegue a tu hogar tendrá el impacto en otras personas. Otras personaste que alguna vez dañaste recibirán RESTAURACION gracias a que tu corazón fue trasformado.
9 – La casa en el Cenáculo (Lucas 22:10-14) La comunión.
De acuerdo con algunos estudiosos, esta casa pertenecía al evangelista Marcos, fue allí donde los discípulos fueron bien recibidos y pidieron que se separe el mejor espacio de la casa con el fin de preparar la Cena del Señor.
“…Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua…” (Lucas 22.)
Jesús nos enseña el valor de partir el pan y beber juntos. El verdadero valor de la comunión es compartir. Esta práctica de la Santa Seña que hasta el día de hoy la practicamos fue instituida en una casa. La Santa cena nos recuerda siempre el Sacrificio , La resurrección, y la promesa del regreso de Jesús.
En nuestra comunión de hermanos siempre tenemos que tener presente esas tres cosas. Jesús se sacrificó por nosotros, está presente en medio nuestro pues el resucitó, y un día nos llevará a su gloria eterna.
10 – La casa de Caifás (Mateo 26:57) El juicio.
Jesús fue llevado para ser juzgados, esta visita es muy triste.
Fue la única vez que Jesús fue llevado a una casa involuntariamente. En la casa de Caifás, el sumo sacerdote, Él fue juzgado, con el fin de condenarlo a la muerte.
“Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte…” (Mateo 26:59)
A menudo en nuestra propia casa levantamos la voz para juzgar a nuestros familiares y a personas que están a nuestro alrededor, sin darnos cuenta que Jesús también está allí con nosotros.
Aprendamos de esta casa, no juzguemos, amemos.
11- La casa de Emaús (Lucas 24:13-35) El aliento.
Después de Su resurrección, Jesús se les apareció a los discípulos que iban por el camino de Emaús, pero ellos no Lo reconocieron. Sin embargo, al ser invitado a entrar a la casa y a pasar la noche, Jesús partió el pan y les dio, en aquel momento, los ojos de aquellos dos discípulos se abrieron y pudieron ver que Jesús siempre estuvo entre ellos.
“Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.” (Lucas 24:34)
Jesús quiere abrir la visión espiritual de su familia para que todos vean que Él vive entre nosotros. Este nos tiene que dar aliento, animo para seguir, pues entendemos que Jesús está vivo.
12 – La casa donde los discípulos estaban reunidos. (Juan 20:19-23 y 26:29)
El Espíritu Santo.
Después de la muerte y de la resurrección de Jesús, los discípulos tenían miedo de los judíos. Pero el Señor se les apareció en la casa donde estaban reunidos y los calmó: “… sopló, y les dijo: Recibid elEspíritu Santo.” (Juan 20:22)
Tenían temor, estaban confundidos, pero Jesús les deja el Espíritu Santo para que realmente ya no se sientan así. Muchos de nosotros hemos hecho de nuestra casa un lugar para escondernos con temor a lo que pueda pasar, pero Jesús quiere entrar en tu casa y a travez de su espíritu disipar todo miedo toda duda, toda falta de fe. Disipar de una vez por todas el temor.
Jesús hace el énfasis en el cimiento y no en la fachada.
El que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!» (San Mateo 7:24-27 DHH)
Las palabras de Jesús son el mejor cimiento para construir tu hogar. Vivimos en un mundo donde la fachada, lo que se ve es más importante que cualquier cosa. Yo te invito a que en tu hogar pongas el cimiento inamovible, las palabras de Jesús. Que la presencia de Jesús sea la prioridad en tu hogar, ese es mi deseo para la vida tuya y de tu familia.
Hay muchas cosas que podríamos enumerarlas como fachada, y realmente todo aquello que no sea del cielo y tengan como fundamento la palabra de Dios, es fachada, es algo que con el tiempo no permanecerá.
Invita a Jesús a entrar a tu casa deja que el sea no sólo el cimiento sino el dueño de todo. Los resultados serán evidentes, créelo.